Tuesday, August 30, 2005

Mi vida según Christopher (primera de muchas partes)

Hola.
Me llamo Alejandro y soy una persona.
No tengo problemas mentales, ni soy retrasado, ni autista, ni tengo ninguno de los problemas que tendría que buscar en "internet" para saber llamar por su nombre técnico.
Quiero escribir así porque me gusta cómo lo hace Christopher. Dice más, con su forma directa de ver el mundo, de lo que muchos nos permitimos decir en ninguno de nuestros días de existencia, y eso me gusta.
Además creo que tiene una simplicidad, una forma llana de tratarlo todo, y por qué no decirlo, un parecido con muchos de nosotro, o al menos conmigo, que a veces casi olvidamos.
Quiero recuperar eso con este "post".


Yo pienso mucho. Llevo casi toda mi vida pensando mucho, y eso me ha dado siempre muchos problemas, con los demás y conmigo mismo, pero eso mucha gente no lo entiende. Y lo más triste es que puede que no lo entiendan jamás.

A pesar de que empecé siendo muy simple y directo, aunque no tanto como Christopher es, con el tiempo he ido cambiando.
Si trato de pensar la razón, podría decirse que es por ensayo y error.
Quizá parecería que ser directo y simple es una característica buena, pero en general para la gente no lo es. Si eres así te tratan mal, y te hacen sentir peor.
Por eso aprendí a cambiar, a no decir las cosas como sabía que eran, sino a decirlas para que la gente las pudiera digerir o tolerar.

Creo que soy inteligente. Ni mucho, ni poco, una cosa normal. Pienso mucho, eso sí que es cierto, y eso me permite tener opiniones sobre muchas cosas de la vida cotidiana, o sobre los comportamientos de la gente.

La gente es muy insegura. Yo soy normal, ni muy seguro, ni muy inseguro.

El problema es que la gente, al ser insegura, si le dices las cosas que son ciertas y además no les gustan de sí mismos, se sienten mal e incluso se enfadan contigo.
Eso me pasó mucho en el pasado. Por eso tuve que aprender a mentir.

En realidad la gente no diría que es mentir, diría que son otras cosas, convenciones, o te mentirían cuando les preguntaras. No sé por qué lo hacen. Creo que es porque han ido adquiriendo una serie de pautas que yo no aprendí al principio, y todos aceptaban tácitamente que las cosas funcionaban así, a pesar de que los términos que utilizaban fueran mentira.

Por ejemplo con el término amistad. No entendía muy bien en otro tiempo porque la gente se llamaba entre ellos amigos, pero en realidad no lo eran. Yo lo sabía y me costaba decir que alguien era mi amigo, porque sabía que las condiciones para ser un amigo no se daban.
Entre personas se llamaban amigos y al año siguiente ni hablaban. Sin embargo se habían comportado como amigos ese tiempo o al menos lo habían pensado.
Yo sabía todo ese tiempo que no lo eran, y creo que en el fondo ellos también, pero mentían porque los dos comprendían la mentira.

Ahora la gente parece entender mejor lo que significa la amistad. Supongo que eso significa madurar para algunas personas. Comprender lo que antes no entendían, o dejar de mentir o de falsear las cosas.

Las personas también son bastante extrañas a veces.
Si no te comportas como ellas creen que eres raro, diferente, o como les apetezca llamarlo.
Yo no soy nada raro, soy lógico. Sólo no soy lógico cuando he tenido que hacer cosas poco lógicas para hacer una cosa que se llama dar morbo a las chicas.
Eso consiste en no decir nada. Si te gusta alguien no lo puedes decir, porque dejarás de gustarle.
Si sabes que le gustas no puedes decírselo, porque dejarás de gustarle.
Si notas que hace cosas para atraer tu atención, puedes dejar que la atraiga, pero no se lo puedes decir, porque te lo negará y dejará de querer tu atención.

Esto no es cierto siempre. Hay veces que puedes decir las cosas, pero tienes que decirlas como si fueras el prota de una película, porque si no no vale.
Por ejemplo.
Si una chica te está mirando en un bar, no puedes ir a ella y decirle tranquilamente:
-He notado que me mirabas, seguramente es porque te gusto. A mi me gustas también, pero me gustaría hablar un rato contigo.-

Tienes que ir y hablar de cosas completamente diferentes de las que estás pensando.
A mí eso no se me da bien, por eso no se me da bien ligar con gente que no conozco. No me sale inventarme nada.
A mí me gustaría poder decir la verdad y que valiese. En esto no me apetece cambiar.

Con los chicos es diferente.
Hay gente que necesita compulsivamente a los demás y si tú no eres así tratan de hacerte como ellos, es decir, que te comportes como si necesitaras estar con gente a todas horas.
Si no lo consiguen, entonces piensan que no quieres ser su amigo y se enfadan.
Ahora pasa menos, por lo de madurar, pero en el pasado me he encontrado con mucha gente así.

Luego también hay gente normal.

En general estoy contento de haber crecido, porque cada vez la gente es más normal y tiene menos tonterías de esas de mentir, no decir la verdad o interpretarla de maneras extrañas.

Sin embargo hay gente de esa que nunca cambia y que se queda así toda la vida.
Supongo que con el tiempo conseguiré esquivarlos a casi todos.


Un saludo para todos, los que me entendais y los que no.

Saturday, August 27, 2005

Soledad

El título de este "post" puede que anticipe algo del tema sobre el que versará o muy al contrario puede que la mente vaya por otros derroteros.
Es uno de esos días en los que no escribo de una manera clara y ordenada (o al menos que no tengo una intención clara y ordenada en lo que escribo).
Pensaba (sí queridos amigos, lo hacía por que me sale así).
En alguna ocasión, en tiempos ya pasados, quién sabe si volverán, porque la renuencia a crecer ataca fuerte en momentos de potencial melancolía, alguna persona me comentaba lo extraño que le parecía que hubiera pensado sobre ciertas cosas. En ese momento quedé muy sorprendido y creo que la sorpresa aún me dura un poco.
Con el tiempo he aprendido que no todo el mundo funciona así, pero lo que tengo claro es que para ciertas personas pensar no es una elección, es una forma de vida.
Hay gente para la que los pequeños desafíos de la vida diaria son oportunidades para pensar en el ser de las cosas, supongo que para ahorrar tiempo en el futuro, para aprender de cada cosa.
Es difícil no aprender de una situación, pero es muy útil darte la oportunidad de entenderla y con ella alcanzar más lejos en la posible enseñanza.

En fin, era sólo una de esas cosas que me gusta decirle al interlocutor virtual al que le suelo contar mis cosas.

Intentando centrarme un poco.
Titulaba el "post" soledad. Sería simplificar deducir que esto va a ser una queja, o una especie de purga sentimental en la que revelo lo sólo que me siento en el mundo. De todos modos, no digo que eso fuera equivocarse ;-). Digamos que yo no lo veo así, pero ya se sabe que las opiniones son como los culos, cada uno tiene el suyo.

Decía que no pretende ser una queja este texto. En el asunto de la soledad, la verdad es que desde hace mucho tiempo lo tengo claro. Las personas estamos solas, lo sepamos o no.
La soledad, la existencial, de esa nadie puede librarse.
Para nuestra fortuna o desgracia es imposible, salvo en la ciencia ficción, que nadie entre con nosotros dentro del templo, más o menos cuidado que es nuestro yo.

Todo el mundo está solo. Hay quien se dará cuenta en el lecho de muerte, y hay quien lo descubre a los 15 años cuando se da cuenta de que las personas no hacen lo que él quiere porque no están dentro de él. La separación del concepto de las personas que tenemos en nuestra mente, y la existencia real de las personas al margen de nosotros no es asunto baladí.

Es importante esa separación, que no sé a qué edad llega. El otro día, viendo casualmente un capítulo de esa serie de nuestra juventud en la que Kirk Cameron era el protagonista, según me acaba de comentar mi hermano llamada "Los problemas crecen", recordé el asunto. En este capítulo de repente el prota (que está supuestamente enfermo en su casa en vez de en el colegio) va azorado a comentarle a su padre que los capítulos de la serie que está viendo se emiten incluso cuando él no está en frente de la tele para verlos.

Mi hermano me comenta que se llama "concepto de permanencia del objeto", fue estudiado por Piaget y está muy bien descrito, el comprender que los objetos permanecen en un lugar después de nuestra presencia, o sea cuando dejamos de percibirlos directamente.

Por otro lado me comenta que el hecho de saber asignar a las personas intencionalidades y motivaciones ajenas a las nuestras detrás de sus actos está incluido dentro de la llamada "Teoría de la Mente".
También me dice (os lo tragais, porque a mi me parece interesante) que los autistas tienen problemas con eso. No saben diferenciar entre lo que saben ellos, por ejemplo y lo que sabe la gente que no son ellos. De alguna manera es como si, literalmente, la gente fuera la que vive en sus mentes.

Me comenta que hay un experimento muy simple para detectar si la persona puede diferenciar ese tipo de cosas. Una chica entra en la habitación y deja un objeto en un lugar de la habitación.
A cotinuación, después de que la chica salga de la habitación, entra un chico y mueve ese objeto.
¿Donde cree el paciente que la chica, cuando vuelva, irá a buscar el objeto?
Una persona con problemas de ese tipo diría que la chica lo va a ir a buscar al lugar donde lo ha dejado el chico, porque, como él sabe que se ha movido el objeto, automáticamente asume que ella lo va a saber.

A esto me refiero con que es útil leer a gente que ya ha pensado las cosas que se te pueden ocurrir a tí. Empezando desde ahí se puede llegar más lejos, he ahorrado veinte años de mi vida investigando esto ;-).

Como comentaba, todo esto nos conduce a la realidad de que estamos sólos dentro de nosotros mismos.
Supongo que, y ahora llego a lo que de verdad es el tema del "post", la cosa depende mucho de en qué centremos el mundo nosotros.
A muchas personas el que diga que estamos solos dentro de nosotros mismos no les pille de sorpresa. Sin embargo eso no les hace sentir solos.
¿Por qué?. Un yo de 15 años probablemente querría tener una tea ardiendo y poder quemar a esa persona en la hoguera, pero la edad me ha ablandado.
La respuesta es simple. Porque hay gente que centra su vida en su existencia interior, y gente que lo hace en su vida exterior.

Una persona para la que la vida sea las cosas que hace o vive experimentalmente de manera principal, no es duro darse cuenta de que los demás no están con ellos allí dentro.
Sin embargo para una persona para la que los posos que dejan sus experiencias en su interior es lo principal en su vida, es más duro saber que nunca nadie podrá acompañarles en ese lugar, ese palacio que, ellos sí, cuidan mucho.
Esto, señores y señoras, es la verdadera definición, a mi modo de ver, de persona porfunda.
Mucho ojo, con esto no digo que tenga más valor que una que no lo sea.
Pero no confundamos los buenos sentimientos y a la buena gente, con la gente profunda.
Hay bellísimas personas con la profundida de un charco.

Ahora, al fin, llegamos al mensaje del "post".

A veces resulta increible lo importante que es cómo vemos el mundo.
La realidad no es una, inamovible. La realidad es nuestra percepción de ella, nuevamente, queramos o no.

Un mismo trabajo es satisfactorio para una persona cuando para otra es una pesadilla.

¿Vivimos en el mismo mundo, o en mundos paralelos muy pegados los unos a los otros, pero que se separan, como polos que se repelen, en ciertos puntos?
¿Cuál es el punto de encuentro de las personas en sus mundos?
Alienación, soledad, marginación son consecuencias de estas separaciones, cuando se acentúan.

¿Cómo no verlo si es tan claro?.

Un saludo para todos.

Sunday, August 21, 2005

Sólo son horas

El chasquido del segundero del reloj martilleaba su cabeza recordándole que había algo perverso en todo aquello.
No podía comprenderlo, pero le pesaba como cemento en torno a sus pies. El mismo cemento que siempre le había impedido salir a jugar con los demás chicos en la calle.
Una punzada de culpabilidad apareció como tantas otras veces y le recordó que no era normal. Que debería saber qué hacer para hacer amigos, para relacionarse con los demás niños.
Sin embargo se bloqueaba. Se sentía encerrado.

Los recuerdos del último día de colegio siempre le alegraban, y eran promesa de algo mejor para el curso siguiente.
Lo veía como su isla particular. Sabía que era una isla, pero para él abarcaba todo el mundo, era su mundo. El lugar donde podía ser él.

Ahora venía cuando pensaba que era afortunado. Él no tenía problemas. Había otros niños en el colegio a los que trataban peor que a él. Incluso había niños con padres separados. Seguro que su vida era más dura que la suya.

Era un día soleado, esos eran los peores. Cuando las voces de los niños jugando fuera entraban por la ventana un sudor frío le recorría el cuerpo y se sentía todavía más encerrado.
Los días que le encantaban eran los días nublados. En esos días se sentía como uno más. Todos los niños estaban en sus casas y él no era diferente.

Algunos gritos se filtraban por la puerta, algún portazo, pero nada demasiado fuerte. A ratos había incluso calma. No llegaba a entender casi nada, y lo prefería. No quería entender nada y se tapó los oidos para no tener tentaciones de articular unos sonidos con otros y poder dar un significado a todo ese ruido.

Estaba empezando a atardecer. Era su momento preferido del día. Ahora le apetecía leer.
Le gustaba dejar volar su imaginación y sobre todo imaginarse con una chica. La besaba y ella quería que siguiera y le sonreía.
El libro era muy interesante. Trataba de un chico joven, que decidía embarcarse en uno de aquellos navíos que iban a las américas. Cuando llegaba allí las aventuras se sucedían una detrás de otras. Eran previsibles a veces, pero le encantaban. Los de "Flanagan" eran mejores, pero de todos modos éstos le situaban en paisajes algo más exóticos.

Se le habían ido dos horas ya, sin darse cuenta. La hora de cenar casi había pasado, al menos la habitual.
Tenía hambre, pero no se atrevía a ir a la cocina. No quería encontrarse con él.
Sabía que estaría enfadado, sólo quería que desapareciera, que se fuera de casa un rato.
Sólo así la casa tenía otro aire, casi tranquilo. Si no fuera por los hipidos de ella.

A veces trataba de acercarse, pero muchas veces ella no le quería cerca.

Si sólo pudiera irse fuera. Si sólo pudiera ser ya octubre y pudiera estar en el colegio.

Igual trataba de bajar a dar una vuelta abajo. Había un chico con el que en alguna ocasión había jugado y que era muy simpático con él. Quizá era porque no le conocía.

El ruido de la puerta que se cerraba tras de sí no pudo menos que sobresaltarle algo. Había bajado casi en un susurro. Al pasar por el salón había gritado a su madre que se iba a dar una vuelta y apenas había oído como balbuceaba algo afirmativo cuando salía.

En la calle hay muchos chicos, pero no sabe cómo acercarse a ellos.
Ve a dos cuchichear cuando él pasa. La sangre le hierve en las venas. ¿Qué les ha hecho?.

Nota cómo las sienes le arden, las manos le tiemblan. También la voz le temblará si dice algo, pero no le importa.
-¿Teneis algún problema?.

Parecen asustados. Seguro que son de la misma edad que él, pero él es más grande.

-No.

Oye un susurro -Imbécil-.
No necesita pensar.

Se vuelve solo, la mente se le nubla y la mano le duele. Le laten las venas en los nudillos y apenas en un quejido lejano oye lo que dice uno de los chicos. Descarga toda su ira.
-Maldito cabrón, maldito hijo de puta. Deja de gritarnos, deja a mamá en paz.

El efecto mariposa

Como a todo "capullito pretencioso" (espero no herir sensibilidades ya que me estoy incluyendo) me ha entrado la apetencia de ser crítico de cine, o al menos de alguna película en particular.

En mi caso voy a comentar, más que la película, la idea sobre la que está construida una en concreto, la que hace de título del post.
Seguro que muchos la han visto, y seguro que a casi todos les ha gustado.
No me voy a apartar de ese grupo, efectivamente me ha gustado.
Sin embargo también diré que este es uno de esos momentos de lucidez en los que crees saber, en tu infinita ignorancia, lo que es una buena película y algo que está más cerca de una obra maestra.
La idea de esta peli, como es o va a ser más que evidente me ha encantado, pero desde luego se podrían haber hecho muchas películas mejores que esta.

Para no joder la historia a las personas que no la hayan visto (de todos modos a los sensibles a este tipo de cosas cuidadín), básicamente, como he comentado, lo que voy a hacer es hablar de la proyección de la idea de la peli en nuestras, al menos la mía, humildes vidas.
Supongo que en el fondo soy un aficionado a los conceptos, a las ideas. Siempre he creido que una persona muy viajada y muy cultivada puede ser tan árida como el peor de los desiertos, pero una persona que vive en el mundo de las ideas, aunque no haya tenido la suerte o el tesón de viajar o leer todo lo que le hubiera gustado, tiene dentro de sí tantos mundos como quiera tener.

Al grano.
La historia, haciendo mi condensación particular de ideas, trata del otro camino. Lo que tantas veces nos hemos dejado por el camino. Pero no pequeños detalles, sino las cosas verdaderamente importantes que han hecho que hayamos cambiado la trayectoria de nuestras vidas.
El decidirse por una carrera o por otra.
El haberse ido a otra ciudad a estudiar o haber decidido quedarse en la misma a probar suerte.
El haber besado o no a alguien. El haber querido seguir con alguien o el haberte separado de una persona para siempre.

A veces me veo como un adicto a los caminos alternativos. No quiero perderlos, trato de mantener por todos los medios esos puntos de divergencia para no tener que pensar que una vez hube de renunciar a lo que pudo ser. Supongo que eso, como al protagonista de una novela corta y algo amarga, un día me llevará a no saber en cuál de las posibles vidas que pude vivir estoy y a volverme loco.
No siempre se puede recuperar lo que fue, pero hay veces que uno puede obligarse a recuperar lo que confirma que quiere, porque fue, y ahora que no lo tiene lo echa de menos.

¿Cuánta gente ha sufrido lo mismo?. ¿Nunca habéis querido volver en el tiempo para hacer de otra manera aquello que significó el peor fallo que vosotros recordais en vuestra vida?.

Una de las ventajas que tiene el hablar de conceptos genéricos es la siguiente. Tal y como está planteada la mente humana, cuando se habla en unos términos lo suficientemente abstractos cada persona al escuchar o leer proyecta sobre esas ideas sus propias experiencias y convierte en parte de sí mismo esa idea.
Por eso es tan bonito leer o ver películas o escuchar a gente que transmite algo, porque nos sirven para poder colorear lo que cuentan con nosotros mismos y adaptarlo.
Hace poco unos de los temas de algún "blog" era la trascendencia y alguien comentaba que en realidad hay que hacer cosas realmente importantes o es imposible trascender.

Cuando un escritor escribe algo, lo hace en base a sus experiencias o formas de pensar. Cuando nos llega a nosotros toma formas insospechadas a veces incluso para el propio creador. Su forma de trascender es su obra, pero no como él mismo, sino como ente independiente que utilizan los demás para reflejarse.

Supongo que hay una cierta cantidad de ideas inconexas en este "post" pero hoy no es un buen día para que pueda organizarlas. Quería tenerlas apuntadas en algún lugar para no olvidarlas y poder pensar sobre ellas más adelante.

Recuperando el hilo de la película y para tratar de emular a los pioneros Victor y Carlos, voy a tratar de centrarme un poco antes de acabar en un psiquiátrico comiendo papel y divirtiéndome haciendo rabiar a gorditos simplones de 150 kilos y poca capacidad para distinguir la comida de nuestras añoradas plastidecor.

Creo que no voy a poder. La película merece la pena y a cualquier persona con algo se fibra sensible esta película le va a emocionar de una manera u otra. Por lo que mueve, porque apela a uno de esos "algos" que podemos colorear y poner caras de nuestra propia vida.


Bueno pues a gozar de la vida si podeis, que no para todos es fácil.

Hasta luego.

Bienvenidos al vacio

Hola, después de algún tiempo sin poder escribir por falta de tiempo.
Hago referencia al vacio porque si tuviera que explicar por qué no he tenido tiempo ha sido simple y llanamente porque tenía que currar y me quita de tal manera el tiempo y las energías que es como una gran masa de materia oscura que me envuelve de lunes a jueves.
Como comentaba hace no mucho me encanta esto del "blog", no sólo por poder compartir con la gente tus rayadas de una manera elegante (con esto quiero decir que no resulta demasiado pesado leerlas, porque tendréis que reconocer que escuchar las miserias de los demás, tampoco es que sea lo más agradable del mundo). También por poder leer las de los demás y sentirme un poco en contacto con todos.
Me hacía gracia el comentario de Victor, ahora no recuerdo el que "blog", de cómo le agradaba leer la vida de los demás para sentir que la suya no era tan desagradable.

Muchas veces he pensado en el sentido que tiene trabajar. Supongo que la perspectiva cambia dependiendo de la persona que opine y la vida que ha llevado o la que han llevado sus ancestros.
Me explicaré. ¿Es lícito quejarse cuando hay gente que trabaja muchas más horas que tú, en peores condiciones y cobrando menos dinero?.
¿Es lógico quejarse cuando las condiciones en las que trabajamos son mucho mejores que las que en muchos de los casos trabajaron nuestros antecesores?
¿Es lógico no quejarse o tratar de buscar algo mejor cuando a pesar de poder estar en mejores condiciones que muchas personas de características similares a tí, estás peor que otras o sabes que podrías estar en una situación mejor?.

Supongo que estas reflecxiones o pensamientos, además de que a algunos les recuerda a mi insatisfacción crónica y patológica, tienen mucho que ver con las aspiraciones, con la ambición.
El quedarse con que se está mejor que algunos o peor que otros va mucho con la personalidad de uno, y su afán de superación.

Muchas veces de verdad me pregunto si tiene sentido la manera de trabajar en muchas empresas, si podemos llamar a eso explotación. Desde un punto de vista puramente pragmático (por aplicar mi pedantería de universitario, es decir, cutre) la ley en teoría es la que plantea los límites que las empresas pueden aplicar. Horas extras, precio de éstas, límites de horas extra mensuales legales y demás "detallitos" que en muchas ocasiones las empresas se pasan por las partes menos <"expresión de la que no me acuerdo, pero que quiere decir genitales, a rellenar por el lector"> de sus personalidades legales.

No sé si es sólo pereza o de verdad el destino del ser humano es hacer las cosas con el mínimo esfuerzo que pueda.

En cuántas ocasiones me he preguntado si un artista, un cantante, un escritor es un luchador afortunado, una persona que realmente buscó su sueño y tuvo que enfrentarse a ciertas dificultades para conseguirlo, o en realidad ha sido una persona a la que la vida le ha tratado lo suficientemente bien como para poder leer todo lo que ha querido, ha podido dedicarse innumerables tardes a estar pensando al lado de la ventana cuál podría ser el siguiente viaje que enriqueciera su ya de por sí cultivadísima de delidezas existencia.

¿Por qué no dedicarnos a buscarnos la vida de una manera más o menos decente y tratar de enriquecernos de esa otra manera que muchas veces sólo está al alcance de los afortunados a los que la vida les permite tener el trabajo y el buscarse la vida como un objetivo secundario?.

No sé de cuánta gente este es el sueño.

Me pregunto si voy a ser lo suficientemente valiente alguna vez para tratar de buscar ese futuro.

Monday, August 15, 2005

Nueva despedida de Zaragoza

Es curiosa la sensación que tengo cuando dejo Zaragoza.
Es una marcha de casa, siempre. Desde mi cambio de empresa no tan amarga, pero aún así despedida.

Últimamente no para de rondarme la cabeza la idea de buscar un trabajo en Zaragoza. Llevado por la agradable sensación que tengo cuando estoy aquí, que por supuesto en mi mente se extiende a todo, me veo en un agradable trabajo al que no me desagrade ir a diario y con tiempo libre suficiente para leer los libros que ahora se me acumulan en la estantería y hacer mi tan soñado doctorado en un entorno conocido.

¡Cuánto mal me hacen las fantasías a veces!.
Cuando pienso en el mundo laboral cada vez me entran peores dolores de tripa. Pensar en la filosofía de trabajo en una empresa, en que el fin último es siempre el mismo, el dinero. Crecer para poder invertir cada vez en cosas que dan más beneficios y para lo que hay que producir cada vez más beneficios.
¿Habrá alguna empresa que busque únicamente la autosubsistencia como modo de vida?
¿Es acaso eso viable?. Una empresa en la que lo que se busque es mantener unos sueldos más o menos fijos, que vayan creciendo lentamente, en la medida en que lo deberían hacer el rendimiento de las personas y la lógica mayor entrada de ingresos ya que cada vez las cosas se hacen más rápido. Pero las ansias acaban ahí. Y la empresa se queda felizmente asentada en un equilibrio en que todo el mundo puede vivir dignamente, y tiene la libertad de gestionar su tiempo.

Como decía fantaseaba sobre cómo sería ese trabajo y me preguntaba si es posible de lograr.
Supongo que durante unos días seguiré dándole vueltas una vez más a cómo conseguir ese trabajo, que casi siempre se materializa en un puesto de funcionario.
Bueno, pues ahora es momento de pensar en hacer la maleta y en tratar de no pensar en el mañana. O mejor dicho, en pensar en el mañana siendo plenamente consciente de que pasado puede que sea otra cosa lo que ocupe mi mente, así que no merece la pena preocuparse por nada.

Un saludo a todos los aburridos.

Sunday, August 14, 2005

Tibieza en la manos

Hace frío en el parque, pero mis manos están calientes.
Sé por qué es, pero una parte de mí permanece anonadada, testigo mudo de lo que ocurre, viendo a través de una vitrina, tranquilamente aposentada en el exterior.
El frío late en mis sienes y el cierzo sopla con insistencia tratando de llevarse recuerdos que aún son realidades.

Las lágrimas que calentaban mis manos se van enfriando, recordando que los segundos pasan, y que la realidad no permanece. Todo cambia, todo sigue su movimiento.

Su cara en mis manos es tan pequeña, es tan suave y tan delicada como un pájaro tembloroso en el regazo de un niño.
Siento una congoja que me engoje el corazón y quiero gritar. Quiero que nada de esto haya pasado, que siempre hayamos sido felices.
Me siento arrastrado lejos de algo de lo que no me quiero separar, pero me es imposible evitarlo.
Arranco un trozo de mi corazón y lo alejo de mí sin saber cómo ni por qué, llevado por algo más grande que yo, como una marioneta.

La abrazo. Su calor me embriaga, me subyuga. La tibieza de su piel me transporta a un lugar donde me siento seguro, lejos del dolor. Su olor me ciega los sentidos y no veo mas allá del sonido de su respiración entrecortada.
Beso sus labios húmedos de las mismas lágrimas que impregnan mi corazón y mis recuerdos. Mi dolor y mi arrepentimiento, mi ira y mi odio.

La sangre ya no nubla mi vista, pero siento el veneno recorriendo mis venas. Me arde el cuerpo, y me arde el alma.

Intento llorar, pero no puedo. Estoy absorto, en un lugar donde nada ni nadie me toca.

Siento como el aire llena mis pulmones y me llena de una esperanza renovada. No quiero volver a la realidad. Quiero quedarme aquí para siempre.
En un sólo momento, visto desde fuera.
Quiero creer que es posible mantener esto para siempre, y sentirme pleno, sentir que no la necesito más que a ella y sólo nosotros existimos.
-Te quiero.
-Y yo a tí.

Renuencia a crecer, o a cambiar los hábitos

Sé que no soy el único que se resiste a crecer.
La búsqueda de situaciones que emulen el pasado más reciente no deja de ser un fenómeno curioso entre la gente de una edad (digo una edad, para evidentemente no decir nada, puesto que esta edad cambia para cada persona).
Digo esto después de un sábado en las fiestas de San Lorenzo, para que ocultarlo, tratando de recuperar ese tipo de fiesta que tanto echo de menos y cada vez más difícil veo de conseguir.
Ha sido divertido, y la verdad es que lo he conseguido.
Pero no por ello he perdido el miedo.
No es como una tenaza, es más bien un alicate, no muy grande, que aprieta pero no ahoga. El miedo a crecer.

¿Qué nos deparará el futuro?. Es agradable eso de poder delegar la resposabilidad en el destino y no en esos pequeños cambios que poco a poco van sucediendo en nuestra actitud hacia el mundo. Para luego mirar a tu alrededor y decir: -Si todo ha cambiado y yo no he hecho nada-.
Mentira.
Somos nosotros, tal y como irremisiblemente lo tenemos marcado en nuestros genes los que estamos haciendo que el mundo y las relaciones, tal y como las conocíamos cambien.
La adolescencia es difícil, pero también lo es este momento. En el que cada vez aparecen más claras las decisiones a tomar y los caminos que si no se cierran se están estrechando cuando tomamos el de al lado.

Me resisto a crecer, pero no puedo. Quiero congelar el tiempo, pero mis ansias han ido cambiando.
No quiero tener que tomar decisiones, pero poco a poco aprendo a asumirlas y a disfrutar con sus éxitos, a sobreponerme a los fracasos.

No quiero que la gente cambie, pero cada vez los necesito una manera diferente. De una manera más civilizada.

Alguien me preguntaba ayer por la bestia. No todo el mundo entenderá a qué se refería.
Yo creí entenderlo.
Le contestaba que sentía que la bestia estaba dormida, que estaba dentro de mí, descansando quien sabe si por siempre.
También le decía que me siento menos yo. Siento que una parte de mí muere cuando ella duerme. Que si ella no está me falta la fueza.
Todo es más fácil, lo es con esa tibieza de lo asumido, lo sabido, la tolerancia, el talante. Pero es menos real.

Una canción de Amaral versa:
Quiero vivir,
quiero gritar,
quiero sentir el universo sobre mí.
Quiero correr en libertad,
quiero encontrar mi sitio.

Eso lo quiere la bestia y sin ella me resulta tan difícil.

De un tiempo a esta parte trato de despertarla. Para que su ansia de algo mejor no deje que me apalanque. Que vitalmente no me convierta en un zombie que siga el camino que tiene delanta sin saber, poder o tan siquiera quedarse a oler las flores atravesando las zarzas.

Veremos si lo consigo o poco a poco me hundo en el fango de lo habitual.

Saturday, August 13, 2005

Viaje por el inframundo (trip on the underground)

Suena el despertador.
Suena el despertador.
Suena el despertador, se levanta Javi y me dice que apague el puto despertador mientras entra en el baño para darse una de sus duchas-suspiro, sólo concebibles para mí si nada más salir la última gota de la ducha al cerrar el grifo corriera desnudo e inundando todo el baño como un desesperado fuera del aseo.
Suena el despertador y ya con el baño vacío doy salida al medio litro de zumo que me bebí la noche anterior.
Reflexión sobre las ganas que tengo de ir a trabajar y sobre si yo no estoy hecho para el mundo laboral o es que me he equivocado de lugar para trabajar.
Entre desayunar, vestirme y demás tareas de la mañana se me va, como siempre, más tiempo del que debería.
Salgo tarde de casa.
Reflexión sobre la importancia de la puntualidad como cualidad genérica. Repaso de situaciones conflictivas provocadas por mi falta de puntualidad e intento de sacar una conclusión filosófica sobre si la puntualidad ha de ser algo a buscar, porque es un valor, o es algo circunstancial como el golpe contra la esquina del dintel que me ha devuelto a la realidad.
Dolor por el golpe y apertura de puerta del ascensor.
Reflexión acerca de por qué la gente confunde tanto ascensor y autobús. Introducción, posibles razones por homofonía, conclusiones y despedida con ágape a costa de un trozo de "filipino" en una muela.
Entro en la boca del lobo.
No tengo viajes en el billete.
No hay vendedor de billetes a esa hora.
La máquina expendedora está fuera de servicio.
Paso por los tornos con un toque de elegancia y distinción tratando de ignorar el hecho de que hay una cámara apuntando directamente al torno por el cuál me acabo de colar.
Reflexión de por qué mi ética personal me impide hacer ciertas cosas, pero en caso de encontrar justificación me veo capaz de cometer las mayores tropelías.
Sensación de desgracia por no haberme acordado de traer el libro.
Sensación de desgracia por no haber cambiado la música del mp3 en cinco meses y tener que volver a escuchar la misma música otra vez.
Punzada al darme cuenta de que no tengo pilas en el mp3 y que tendré que entretenerme contándole los pelillos del sobaco a mi vecino de castigo en el vagón.
Punzada de dolor en el pie.
-Perdona hijo mío no te había visto.
-No ha sido nada.
Sonrisa de complicidad con tía buena. Sonrisa de ella.
Ya tengo suficiente entretenimiento con la autocomplacencia por que haya sonreido.
Llega el metro.
Subo al vagón, y como un viejo amigo, el olor a tigre me abraza.-Ven con papá- dice.
Sonrisa estúpida por mi propio chiste interno. Sonrisa estúpida por la pegatina del metro que dice cuidado con el hueco entre vagón y andén y que en realidad muestra a un muñeco bailando la conga, aunque pretende que sea una persona tropezando.
Cuento grosso modo las personas que aparentemente no parecen españolas. Inmigrantes de primera o segunda generación. Hay muchísimos.
Reflexión sobre si compartimos la misma cultura, valores, etc... salvando las distancias.
Primer cambio de metro.
La marabunta se dirige al único lugar de paso para el siguiente tunel. Me dejo llevar. A lo lejos se oye desafinar al tipo del tunel a la circular de Diego de León.

Por el tunel miro a la gente a la cara. Hay gente de todo tipo y me pregunto qué piensan ellos cuando me ven. Qué aspecto doy.
Repaso mental de lo que tendré que hacer en el curro.
Sonrisa al pasar por el cartel "Las personas conscientes de su responsabilidad no comen nada que tenga ojos".
A partir de ahora sólo comeré lobrices y lechuga, no te jode. Un perro puede comer ternera pero yo no me puedo comer ni a la ternera ni al perro.
Reflexión sobre el ansia humana de distinguirse de los demás.
Ruido lejano de vagón del metro llegando.
Disyuntiva entre correr, puesto que llego tarde, o mis firmes convicciónes de no actuar como un borrego más de lo estrictamente necesario y únicamente acelerar el paso un poco, y si llego bien, y si no también.
No llego.
Risas y aplausos, pero no para mis convicciones sino que es un ilusionado padre con su criatura.
Llega otro vagón del circular.
Ventanas abiertas = calor, mucho calor.
Los abanicos se sacuden y mi cuerpo, tan poco amigo de sudar, se hace el remolón.
Empiezo a notar como se forman gotas en mi frente.
Llegamos a Nuevos Ministerios.
Venga, todos como borricos a la salida.
Me rebelo y espero dos segundos más, sintiéndome un auténtico rebelde.
Corro como un cobarde porque me cierran la puerta. Salgo del vagón.
El paseo de salida es un poco menos concurrido que otras paradas así que me propongo disfrutarlo.
Uno de los dos violinistas, no el extremadamende delgado, sino el de apariencia de madurito interesente esta tocando. Lo hacen ambos realmente bien, y se me hincha el pecho por tener la suerte de escucharle.
Le echo una moneda de un Euro.
Como colofón a mi viaje tampoco subo rápido por la escaleras mecánicas.
Me siento feliz y contento de salir al exterior, y trato de no pensar que a donde me dirijo es a trabajar.
Ya noto el aire fresco...

Wednesday, August 10, 2005

Como segundo "post" del día, ya que del primero no me siento muy orgulloso quiero compartir con vosotros una historieta que he recuperado de una de esas joyas que tiene mi hermano encima de la mesa.

Es por lo visto una de estas historias cortas pero agradables que tienen ese puntito por la idea original. Únicamente voy a reproducir el resumen.

Es la historia de un hombre, que tiene un defecto, o más bien un problema. Es incapaz de distinguirse a sí mismo en las fotos, no se reconoce.
Se siente perdido, no se identifica a sí mismo.
Sin embargo, se le ocurre una idea. Vestirá siempre de marrón y de esa manera podrá reconocerse a sí mismo en todas las fotos, o en cualquier sitio en el que se viera desde el exterior.

Un día el problema vuelve a aparecer cuando va a la piscina. Sin apenas ropa, ¿cómo va a poder reconocerse entre la multitud?.
Se le ocurre otra nueva idea. Se atará un lacito marrón a un dedo, de esta manera se podrá reconocer a sí mismo. En un momento del día, cuando está nadando, nuestro protagonista pierde el lacito. Se vuelve loco buscándolo, pero es incapaz de encontrarlo. Y sin él está perdido, se ha perdido a sí mismo.

Finalmente lo vé, accidentalmente en el dedo de otro nadador que inadvertidamente lo había cogido.
Desorientado y confuso nuestro protagonista se acerca al nadador y le inquiere preocupado:
-Sé quién es usted, ¿pero sabe usted quién soy yo?-

Da que pensar en hasta que punto identificamos las muestras externas con la personalidad de los individuos, muchas veces empezando por nosotros mismos.

Por lo visto la historia original es de un escritor argentino, premio para quien lo averigüe porque desde luego yo no lo sé, ;-).
Bueno, pues ante las quejas de algunos de mis numerosos lectores (espero que la ironía se note ;-)) voy a tratar de escribir algo, aunque sea breve, que tenga que ver con lo que comente que iba a ser la principal intención del Blog.

Hace no mucho, en el apestoso y "pon a prueba el calor que mi organismo es capaz de aguantar" metro de Madrid tuve una de esas iluminaciones con las que me llegan la mayor parte de las reflexiones.
Entendí el porqué de la tradición y de la cultura. Quizá con estos dos términos no cubro todo lo que pretendo expresar. A lo que me refiero es que entendí el sentido de cualquier forma de transmisión de conocimiento, costumbres, pautas, pistas de comportamiento, reglas, etc que existen en la sociedad en la que vivimos, o al menos vivo yo, y que trascienden la vida de los individuos, para ser transmitida de generación en generación.
En resumen la tradición en cualquiera de sus formas.

No sé por qué me dió por pensar qué era lo que me impedía, o le impedía al ser humano de al lado, descargar toda la male leche reconcentrada que poco a poco destilaba en forma de olor a sobaco en forma de gritos, improperios, o directamente en agresiones a mis compañeros de vagón.
Algo dentro de mí me lo impedía, de la misma manera que al común de los mortales habitualmente les impide matar a las personas que les rodean.

Sin embargo traté de proyectar ese algo en otras épocas, en las que, sin pretender decir que eran unos bárbaros por ello, la vida tenía menos valor.
¿Qué hace que la vida para un adulto de ahora tenga más valor que para un adulto de otras épocas (por favor abstenerse la gente que trate de convencerme de que en otros países la vida vale menos, o que para cierta gente no vale tanto, etc..., trato de generalizar para el grupo de gente civilizada para el que esto es así)?
Eso me lleva a pensar que un niño de aquel entonces nacería a priorí con la misma falta de "principios" que un niño de ahora.

¿Qué es lo que cambia?. A mi me parece que en términos generales es la educación lo que ha cambiado. Con eso me refiero a lo que se enseña a los niños en uno y otro caso.
Lo que ahora se enseña, pero no sólo en el colegio, sino en cualquier lugar de la calle, en casa, en un lugar donde se produce una situación de tensión y lo que entonces se hacía.
De lo que se empapa el niño es de la cultura de ese momento, del saber popular, de los prejuicios que reinan, y de los pecados que condenan.
Es la cultura, es la religión, es la ciencia, es el misticismo, es el sentido común, evolucionado y destilado a lo largo de muchos años lo que marcará las pautas de conducta de ese ser humano.

Esto no está en los libros, sino que de una manera más o menos voluntaria se ha ido transmitiendo de generación en generación, y se han ido puliendo sus fallos.

Qué sería de los seres humanos sin esas reglas. Si se criara a personas en un entorno aislado de esas cuestiones. Probablemente que según nuestros valores imperantes, ese grupo de personas sufriría una involución en cuanto a sus reglas sociales, politícas, religiosas, etc...

Entonces es cuando (todo siempre a mis ojos) me dí cuenta de cómo la tradición educa, hace que ciertos valores trasciendan a las personas que los defienden, y sirven para ayudar a progresar a generaciones futuras.
Parece increible, pero existe una manera de trascender y de ayudar a la gente que vendrá.

Bueno, como tengo prisa ahí queda la reflexión. La verdad es que me encantaría poder buscar información al respecto de ensayos o libros a este respecto que sea de divulgación, no demasiado técnicos, que todavía no soy funcionario y no tengo tanto tiempo. A ver si es verdad que encuentro algo o alguien tiene a bien recomendarme algo.

Hasta pronto.

Tuesday, August 09, 2005

Bueno, pues va a ser que al fin he de tener un Blog.
Esto del Blog la verdad es que parece interesante. De esta manera parece que estas reflexiones que nos hacemos cada día acerca de tal o cuál cosa, y por qué no, a veces dan en el clavo o nos llevan a teorías nada despreciables, no caen en el olvido.

Mi idea del Blog (aunque no soy una excepción en eso de la distancia conceptual entre las intenciones y la desastrosa plasmación de las ideas) es que esto sea un diario precisamente de eso, de ideas.
Las reflexiones cotidianas creo que son lo que más nos enriquece, o al menos creo que a mí me han enriquecido en lo que llevo vivido. Son el camino que recorremos un poco en paralelo al que lleva el resto de nuestra vida y nuestros actos, y que nos permite ver un poco más del espacio recorrido, algo alrededor que el día a día no nos había permitido ver.
A veces además nos permite ver caminos donde no los habíamos visto, y nos da libertad.
La libertad de dejar volar la imaginación o en ocasiones de aplicar a la vida real aquellas cosas que en nuestra mente son tan perfectas.

Para comenzar podría hablar de la catastrófica destrucción (al menos parcial) de mi televisión. Aunque es un tema que aparéntemente se agota en sí mismo, muy al contrarío creo que da mucho que pensar al respecto de varias cosas, pero eso sería tema de otro "post".

Supongo que a lo que me voy a dedicar es a hablar un poco de la nada ya que estoy de vacaciones.
Llevo todo el día perdiendo el tiempo entre leer el periódico en un lugar del que me suele gustar hablar poco, comer, disfrutar(poco) de algún trozo de uno de los nuevos capítulos de Los Simpsons, comer, ver un bodriete de esos que tanto abundan en Digital + y por último navegar por internet con diversos fines, que van desde mirar información de mis tan ansiadas oposiciones, pasando por El Corte Inglés para mirar futuras teles e información para discernir las diferencias reales entre teles de plasma y LCDs.

A unos ojos legos esto puede parecer algo banal, sin importancia y vacío de significado, pero es completamente necesario para una mente tan poco práctica como la mía.

Bueno, pues como es imposible poner un colofón a algo que no tiene principio, pues terminar será de una manera completamente arbitraria.

Vaya no sé como se pone lo de "Now listening" habré de preguntarlo, pero lo digo de todos modos, Inerte de Los Piratas.

Pues eso, que a modo de texto sin sentido ha sido suficiente el experimento que ha durado en pequeños trozitos de mi existencia todo un día.
Para otro día prometo escribir algo con sentido, y sólo añadir una frase que me ha resultado muy graciosa del bodriete al que me refería antes; a la típica pregunta de: -¿Qué tal te va?- el tipo preguntado responde: -De momento la entropía gana-.
Me encanta.