Sunday, February 26, 2017

Es todo sobre mí

¿Alguna vez habéis sido conscientes de cómo la naturaleza de nuestra percepción siempre concede más importancia a aquellos eventos con los que nos identificamos, o que nos resultan más cercanos?

Estaba leyendo un relato corto, titulado “Los Otros”, y me he sorprendido a mí mismo sonriendo ante la última pagina de la historia, en su práctica y muy compacta edición del bolsillo. 
Un pensamiento me ha asaltado en ese preciso instante; ¿por qué esa historia, entre las tres o cuatro anteriores que me permití leer ayer —antes de caer en esa duermevela que un café demasiado tardío parece siempre provocarme— había sido la que había tocado mi fibra?.
Porque, como no podría ser de otra manera, trataba un poquito sobre mí.

Obviamente no es cierto. Ni la historia, ni los personajes son algo con lo que me pueda sentir fácilemente identificado. Sin embargo había un deje, un poso de un pensamiento, o sentimiento, o una mezcla de los dos.
Vivimos y vamos atesorando, o simplemente acumulando, experiencias. Y llega un momento en el que algunas de ellas se repiten, o resultan vagamente familiares (en mi experiencia, tenemos más en común entre nosotros como seres humanos de lo que a veces creemos, así que asumiré que a vosotros también os pasa, u os pasará).

Pero no solo a veces tenemos esa sensación de déjà vu emocional, sino que en otras ocasiones algo opuesto, casi mágico ocurre. Me refiero a aquellos momentos en los que la relación con una persona habitual en nuestra vida diaria, una rutina repetida mil veces, completa lo que parece ser un ciclo completo y semeja volver de nuevo al comienzo de su existencia.
Como por arte de un embrujo, nuestros ojos parecen percibir más detalles en ese cuadro mil veces visto, apreciar más matices en una canción escuchada durante años y —más sorprendentemente que cualquier otra experiencia que complete su ciclo— vivir, aunque sea por un instante, como si fuera la primera vez, nuestra relación con una persona cercana.

Supongo que encuentro sorprendente, y bonito, poder volver a experimentar esas sensaciones. Y dar a las personas y a las cosas una segunda oportunidad de que nos sorprendan, como si fuera la primera vez.

En fin.  

Monday, August 25, 2014

¿Y qué es la felicidad?

¡Qué barbaridad, el tiempo que hacía que no venía por aquí :)!
Y cómo pasa el tiempo así en general también, de eso no hay que olvidarse... en fin, que cada vez me gusta hablar más de lo viejuno que me vuelvo.

Pues nada, para variar un poco me he decidido a hablar de un tema ligerito, sin demasiada enjundia, así para pasar el rato. Mi opinión de la felicidad (y cómo ha ido cambiando a lo largo de los años). Pero esta vez, espero que en este caso sí, para variar, voy a tratar de hacerlo de una manera simple y concisa, a ver si consigo transmitir esta clarividencia que me da la sensación que voy teniendo últimamente.

Felicidad es disfrutar el camino. Punto pelota.

Felicidad es saber aprovechar los momentos que hay entre aquí y allí, entre lo que haces y lo que vas a hacer o planeas hacer. Felicidad no es llegar. Felicidad es haber andado el camino que te ha llevado allí.

Como todas las cosas, esta conclusión está abierta a discusión y opiniones, pero cada vez estoy más convencido de que es una verdad inamovible, como que mañana va a amanecer (y al que se acuerde del filósofo que dijo que ni siquiera uno puede tener la certeza de eso, que me lo diga).

La razón es la siguiente: el objetivo que perseguimos, la dinámica que eso crea, tiene una base común, sea cuál sea el objeto de deseo. El ansia, la falta, el vacío, la infelicidad que nos causa el no haber logrado nuestro objetivo.
Aparentemente, cuando centramos todos nuestros esfuerzos en llegar a ese algo, en conseguirlo, sentimos que nos va a traer esa felicidad que tanto ansiamos, pero durante el camino, el periodo que nos lleva alcanzarlo, no disfrutamos de nada parecido a esa tan ansiada recompensa que el objetivo nos va a proveer.
Y sin embargo... ¿qué ocurre cuando logramos nuestro objetivo?. Habitualmente, que no cumple nuestras expectativas.
¿Por qué?. Porque la privación de felicidad que nos ha causado durante el periodo previo, nos crea una sensación de desconcierto, de desproporción, de permanencia de ese vacío que fue el detonante de la búsqueda inicial. Tanto esperar... ¿para esto?.

¿Es entonces la solución centrarse sólo en objetivos que estén cercanos, que no requieran tanto sacrificio para conseguirlos?
La respuesta también es no. La razón en este caso es que el objetivo pierde el sentido en sí mismo. No existe motivación para lograrlo. No lo deseamos suficiente, puesto que lo tenemos a nuestro alcance y es precisamente el ansia lo que crea la ilusión de felicidad a la consecución del objetivo. Sin ansia no hay ilusión y sin ilusión no hay satisfacción (siempre que hablemos de la lógica de conseguir un objetivo marcado para ser feliz).

Si no es mucho, ni poco, ¿es entonces algo intermedio?.
No, porque esa opción es simplemente elegir un punto que nos frustra de una de las dos maneras anteriores. Yo diría que es un paso en la dirección correcta, pero el planteamiento no lo es, por lo que tampoco vamos a llegar a una sensación de plenitud.

Entonces si no es mucho, ni poco, ni por el medio... ¿qué es?.

Pues parece que la lógica nos dice que lo que quede sin probar: el todo, o la nada.

En este punto es cuando empiezo a desbarrar completamente para justificarme y donde tú, querido lector, pierdes la fe completamente en lo que estoy diciendo.
Sin embargo, como no escribo para hacerte feliz a tí, si no a mí y por lo tanto me da bastante igual lo que pienses, continuaré igualmente. E irónicamente esta actitud será la que haga que sigas teniendo algún tipo de interés en continuar leyendo.

Como decía, todo o nada, los elementos que quedan, se tocan. Son el principio y el final de la circunferencia. Y para más inri, además es imposible saber donde están (por favor imaginad una circunferencia y tratar de de pensar cuál de todos los puntos es el primero; todos lo son, y su vecino, el último).

No tener objetivos, o lo que es lo mismo, que todo lo que hacemos sea un objetivo en sí mismo, es la solución a la felicidad.
Si no buscamos un sentido a levantarse cada mañana y simplemente que el sol ilumine tu cara, o el desayuno, o ducharse, o dar un trago de agua porque se tiene sed, o ir al baño, o desperezarse, o dar un beso a tu novia, o a tu hijo, o a tu marido son el objetivo en sí mismo, no pasamos la vida persiguiendo un objetivo, sino siempre lográndolo.
¿Quién no querría poder hacer todo lo que deseara, cumplir todos los objetivos que se ha propuesto y se propondrá?
¿Y por qué no pensar que cada paso que damos, cada cosa que hacemos, es precisamente lo que tenemos que hacer en cada momento y que estamos exactamente en el sitio donde debemos estar?

Nadie ha dicho que eso sea fácil, pero cuando te encuentras con una persona para la que la vida es simple, que disfruta de lo que tiene, de lo que hace y sabe que lo que está haciendo es precisamente lo que tiene que hacer, te das cuenta de que esa persona puedes ser tú, y te das cuenta de que nadie te impide serlo, salvo tú mismo.

Así que sed felices amigos, porque os acabo de descubrir el secreto de vuestra felicidad y la razón de tantos y tantos posts en este blog (que el camino era el completamente equivocado).

Hasta... esperemos que pronto.


Sunday, March 11, 2012

Un paso detrás de otro

Un pie, después el otro y vuelta otra vez a empezar.
¿Alguna vez os habéis parado a mirar vuestros pies mientras camináis?. Cualquiera podría pensar que no tiene ningún misterio, ni encanto, pero estaría evidentemente equivocado.
Cada inspiración es incluso más fascinante, pues tiene el encanto de lo involuntario, que sin embargo voluntariamente se puede controlar.

Supongo que no es fácil ver dónde trato de llegar, o igual sí, pero en todo caso lo explicaré.
Estoy andando, por la ciudad, mi ciudad, como de vez en cuando me gusta llamarla. Y sólo hago eso.
Porque no puedo hacer nada más o la cabeza me estallará.

Me refugio en el andar, en mi andar, porque es un lugar donde me puedo abstraer del mundo, o de lo que me llega del mundo, que a veces es tan doloroso, que sólo me provoca ganas de huir de él.
Hay gente que vive, piensa, como anda, o incluso como respira, involuntariamente. Me he pasado la mitad de la vida (corta que sólo tengo 17 años, no creais), ejercitando mis músculos de vivir para hacerlo como si nada. Como si no costara, como si no fuera un esfuerzo consciente como el que tengo que hacer muchos días para levantarme, salir de casa y seguir el guión que está escrito para un adolescente medio de este país y de esta ciudad.
Ando y el viento es frío en mi cara.
Voy tranquilo, miro a mi alrededor, tratando de no fijar la mirada en nada ni en nadie, para no pensar. Quizá un pájaro, el cielo, un árbol. Las personas son muy complicadas.

A veces me pregunto si esto algún día cambiará. Si será producto de la edad, si seré producto de una generación.
Si tendré el valor algún día de cambiar ese guión escrito, que sigo por puro hastío, haciéndome concesiones de vez en cuando.
Si algún día creeré que estoy escribiendo mi propio camino, en vez de marcar, cada vez más profundo, el que tantos han hecho antes que yo.

Y tantas y tantas veces trato de recordar mensajes que mi yo del futuro recibirá como por arte de magia, en un momento de lucidez. Incluso los guardo, esperando encontrarlos dentro de mucho, mucho tiempo, para poder comunicarme con él.
Y una parte de mí se pregunta si seré más sabio, si tendré las respuestas que ahora aparecen tan lejanas.

Y si es así, le deseo, en parte, sólo en parte, que se olvide de mí para siempre, de que yo existí y de que tuve que andar muchos, muchos días, muchas ciudades y quizá muchos países para encontrar las respuestas.
Y si no es así... supongo que le deseo que acepte mi ayuda, y se acuerde de todo el esfuerzo que tengo que poner cada día para acercarme cada vez un poco más a él.
Y también le pediría que no pierda la fe, porque igual que yo la tengo en él, habrá otro que venga después, quizá más sabio. Quizá él tenga las respuestas.

Y por encima de todo le diré que dar un paso, detrás de otro, y vuelta a empezar, en el fondo es todo lo que tiene y probablemente lo que hay, y que puede, sólo puede, que tenga que conformarse con eso.

Como dice Extremoduro: "...si fuera mi vida una escalera, me la he pasado entera buscando el siguiente escalón..."

Saturday, June 12, 2010

La elegancia del erizo

Después de ya no sé cuánto tiempo, vuelvo por aquí para hablar de un libro.
Quizá es una cuestión de tiempo, quizá es una cuestión de que hace mucho que un libro no me tocaba la fibra lo suficiente para sentir la necesidad de hablar sobre él.

Sea como sea, sea pues.

Para no extenderme demasiado y para no arruinar el libro en sí, quizá lo mejor sea hablar de lo que el libro deja de poso en mí.

Emoción contenida podría tratar de describirlo. Los ojos rebosando de lágrimas de esa emoción, que no llegan a querer desbordarla.

Dos historias, dos personas, que están destinadas a conocerse y darse cuenta de que son almas gemelas, quizá, sólo quizá.
Una visión del mundo, de su realidad cotidiana y de la proyección de su pensamiento que permite compartir con ellas una comprensión superior (quizá similar, quizá diferente) de todo ello a través de la clarividencia que da una inteligencia superior o una cultura superior.

Del libro me emociona ver vestigios de mis propios pensamientos en los suyos, de mi propia frustración frente al mundo en la suya.
Del libro me emociona el contraste del plano de una realidad más mundana, la del trato con otras personas, con sus propios mundos interiores, y de cómo aquella acaba tomando el papel preeminente de su vida y su pensamiento, sin desterrar a la última.
El amor, o el amor incipiente, la amistad, a veces diferente o inesperada.
El vitalismo que a mi modo de ver emana, no desde un optimismo simplista, sino desde un tozudo análisis de la realidad y del (sin)sentido de la vida como tal.

En resumen, mi mejor lectura que recuerdo en muuuuuuuuuucho tiempo. Espero que os guste.

Sunday, December 09, 2007

Gritar

¿Y qué pasa cuando quieres gritar y no puedes?. ¿Qué hacer cuando te has quedado sin voz?. Si lo que ves a tu alrededor te parece injusto, pero no tienes fuerza, no tienes foro que te escuche.

¿Y qué hacer cuando las personas a tu alrededor son sólo medio personas, medio escuchan, medio te entienden, medio comprenden?. ¿De quién es la culpa?.

¿Y qué quieres que haga, si tengo que estar en un mundo que nunca acabó de aceptarme, sólo una versión refinada de mí mismo, sólo una versión falsa, adaptada, descafeinada y edulcorada, para que los demás puedan procesarla sin demasiado esfuerzo, casi sin masticar, porque la gente no sabe masticar?.

No hay nada que hacer. La rendición es el único camino. Eso o la destrucción, porque ellos son más, son más fuertes, son casi todos. Y nosotros casi no somos nada. Estamos desperdigados, coartados, tan acostumbrados a tener que diluirnos que nuestra esencia apenas se distingue ya de lo que nos rodea, y a veces duele tanto...

Si sólo pudiera hacer que eso cambiara, si sólo encontrara algo con sentido, algo cercano, algo que mirar con mis verdaderos ojos y que no me pareciera falso, un mero espejismo de lo que debería ser.

Así que sólo hay un camino para salvarse. Lanzarse a la piscina, disolverse de una vez y para siempre. Tomar esa mente común, social, y hacer que sustituya a la mía. No pienses, sólo haz.

Porque siempre vas a pensar mal, porque no aprendiste, porque te falta una pieza que no vas a poder encontrar nunca, porque no las fabrican, no en este mundo.

Quizá el amor me salve...

Dedicado a quien me entienda, ;-).

Saturday, December 08, 2007

Ironías

La verdad es que no sé por qué titulo exactamente así la entrada del blog, como si fuera a referirme a algún evento reciente que de verdad demuestre la ironía del destino, de la vida o de alguno de los apellidos que normalmente se le ponen a la palabra, para construir esas frases hechas, refugio de los pobres de imaginación (ojo, que yo las utilizo como el que más ;-)).

Como comento no se refiere en concreto a ningún evento especial, pero sí a la sensación que te dejan en la boca y en el corazón esos momentos. Un sabor que puede variar del más amargo al más dulce, e incluso con un punto ácido, que te acelera el corazón, como cuando por ejemplo te encuentras a esa chica con la que llevas fantaseando toda la semana, en el bar aquel al que te apetece muchísimo ir desde hace meses. Así son las ironías a las que me refiero.

Quería empezar con ese sentimiento porque de lo que quiero hablar hoy es de cómo en películas y libros hay directores y escritores que consiguen reflejar exactamente ese tipo de sensaciones y otras similares. Algo tan propio y tan intimo de las personas y a la vez aparentemente tan complicado de expresar, es a veces transmitido de una manera tan genial que nunca puede dejar de sorprenderme.
¿Quién no tiene fantasías?. ¿Quién no tiene paranoias, manías, pensamientos que sólo toman sentido en la compleja estructura de nuestra mente, y que, cuando tratamos de compartirlas, notamos que se desinflan como globos, hasta ser una suerte de mal argumento, de arbitrariedad sin sentido, cuando hasta hace unos momentos eran las verdades que guiaban nuestras acciones?.

Qué maravilla. Qué maravilla poder leer un fragmento en que los pensamientos del protagonista contienen esos pedazos tan intimos de las personas, afirmados con total seguridad, y a su vez en su propia redacción, tan tintados precisamente de eso, de la falsedad de las verdades hechas a medida por nuestra mente.
-Ella me ha dicho que me deja, pero el hecho de que se despida con un "te quiero" significa que quiere que la busque, que la siga, que la rescate del miedo que siente hacia lo que verdaderamente desea.-

Entrando al dominio de lo concreto, que tanto gusta a la gente en general y tan poco a mí en particular, quiero comentar un libro y una película. El libro es "El corazón helado" de Almudena Grandes y la película Closer, de Mike Nichols.

Del libro únicamente quiero comentar que es otro de los ejemplos de una historia completa, grande y compleja, que me tiene encandilado, sobre todo por la descripción de los personajes y más en concreto de sus sentimientos.
En el libro me siento transportado al amor, al enamoramiento, de mano de uno de los protagonistas. Y no sólo allí, si no precisamente a ese lugar de su mente donde las verdades pierden su sentido y lo único que cuenta son esos pensamientos elaborados con trozos únicamente de sentimientos, tan fuertes que no necesitan tener un sentido y una base real, y que pierden todo su poder cuando se pronuncian el alto. Esos pensamientos tan nuestros, los que produce una mente enamorada.


La película requiere que le dedique más tiempo, pero tengo serias dudas de poder reflejar todos los sentimientos que me evoca. Sin embargo lo intentaré.
Lo primero que me viene a la mente de la película es la atracción que ejerce sobre mí el personaje de Alice.
Simplemente me desarma. Es el tipo de persona que quiero conocer, que quiero tener a mi lado, que quiero, necesito, que me muero por que me quiera, por que me quiera como quiere a Dan.
Una persona tan libre, con tanto para dar y aparentemente tan poco consciente de lo maravillosa que es. Una persona capaz de sacar lo mejor de tí.
Hace no demasiado una amiga me decía una frase (me encantan este tipo de frases, pero mi horrible memoria me impide conservar más una simultaneamente), que desde entonces me tiene impresionado en cierto aspecto. Por la sabiduría que creo que contiene el poder llegar a esa conclusión sobre alguien, con todas las connotaciones que tiene.
En sí misma no tiene nada especial. Simplemente me comentó de alguien: me gusta porque saca lo mejor de mí.
Quien no ha tenido esa sensación. Hay veces, hay personas e historias, que sacan lo mejor de nosotros mismos. Sacan a la persona que queremos ser, que nos gusta ser, y con ellos lo somos. A veces te puedes enamorar precisamente de eso y cuesta saber si lo que verdaderamente quieres es a la persona o que sea capaz de convertirte en ese que tanto te gusta.
Pues bien, Alice es así. Y el personaje está tan bien construido que simplemente es imposible no darse cuenta nada más verla.

Y qué decir de Dan. Mi favorito. No porque me guste, ojo, creo que es el prototipo de persona que potencialmente se arriesga a ser un desgraciado sistemáticamente, teniendo en sus manos todo, o prácticamente todo. ¿Cómo de ambiciosa puede ser una persona en su búsqueda por la felicidad?. ¿Es inteligente siempre buscar lo máximo, arriesgándote a perder lo bueno que tienes?.
Ahí entra el criterio de cada uno, la inteligencia, ambición, practicidad..., pero desde luego Dan encarna la mayor de las ambiciones en ese aspecto, combinado con una total falta de criterio para mantener lo que tiene, y una lastimosa falta de orgullo cuando ha perdido, bastante merecidamente, lo que tenía.

A mi modo de ver, tanto Anna como Larry son respectivamente personajes de alguna manera gemelos a Dan y Alice. Por supuesto con ciertos atributos que los caracterizan de manera muy marcada, reflejan la misma tendencia que sus gemelos. El inconformismo de Anna, su ambición por tener todo y la practicidad y sinceridad de Larry, su sincera aproximación a las complejidades de las historias que le envuelven entretejiendo sus vidas.

El personaje de Alice es simplemente genial. Una persona capaz de ser heladoramente distante, que ha elegido abrirse sincera y completamente a Dan. Él despreciando y no sabiendo valorar cuánto es lo que tiene, confundiendo ese amor con debilidad, con dependencia.
Larry, desde su simpleza, su, hasta cierto punto, perversión, luchando con todas sus fuerzas por lo que sabe que es lo que quiere.

El duelo entre Larry y Dan, cuya nublada vista le llevará a perder, por su propia culpa.
Y el amor entre Alice y Dan, que él conseguirá agotar.

Dan es un triste perdedor. Por egoista, por ambicioso, por querer tenerlo todo y no darse cuenta de que lo tenía, aunque no fuera exacto a sus planes.

Duele tanto el final de la película que sientes estar en la piel del protagonista o fácilmente te retrotaes a aquellos momentos en los que realmente has sido como él.

Una película que te da la vuelta al estómago por las sensaciones que es capaz de provocar, el miedo que puede evocar y la desgracia que contiene el papel de Dan.

Me encantó... y sin embargo entiendo a Dan. Le entiendo y todavía una parte de mí no comprende por qué no se puede ser así y salir victorioso... Para mí es una de esas ironías del destino.

Nos leemos dentro de unos meses.... (espero que sea menos).

Sunday, March 11, 2007

Opiniones sobre de Juana Chaos y la manifestación

Para ver las opiniones al respecto de este asunto, al blog de las opiniones ;-).