Wednesday, October 12, 2005

Olvidate de mí

Llevo tiempo queriendo escribir este post, pero mi cansancio existencial no me dejaba.
Lo malo es que ahora ya le he dicho lo que tenía que contar sobre estas dos películas a mucha gente, con lo que les va a saber a ya escuchado, pero bueno. Así me haré un poquito feliz a mí mismo.

La película, como ya imaginais los que no lo sabeis, se titula "Olvídate de mí".
Está protagonizada por Jim Carrey y una tipa cuyo nombre no me voy a molestar en buscar en internet.

Supongo que cuando se quiere comentar algo sobre una canción, película u obra de arte que por un lado tiene una forma, un entorno plástico o sonoro y en la que por otro lado has creído apreciar la capacidad para transmitir un sentimiento, a tí personalmente o incluso a cualquier persona en general, se tienen dos opciones.
Se puede empezar comentando el envoltorio, para después tratar de llevar al lector al fondo que creiste apreciar, o por el contrario se puede tratar de describir las sensaciones apreciadas, desgranando las escenas ejemplos de esa evocación.

En mi caso dudo cuál de los caminos tomar, porque con ambos creo estar estropeando lo que pretendo transmitir, pero de todos modos habré de arriesgarme.

Esta película, como la que comentaré a continuación, me han gustado por una razón concreta.
Para mí no narran una historia. Es más, la organización de la narración y los ambientes que se reflejan no están diseñados para contar una historia, sino para transmitir sensaciones.
De hecho transmiten, cada una de ellas un sentimiento, de los grandes, de los que todos conocemos, de los que se generalizan y forman parte de los más importantes que nos definen como seres humanos.

Pero vamos a hablar de "Olvídate de mí" únicamente.

¿Cómo contaríais el amor?.
Para mí eso es lo que hace esta película. Cuenta el amor entre dos personas, pero no su historia, sino que apela a que sus escenas nos hagan sentir lo que el amor significa.
La historia es un círculo que no acaba, porque como he dicho, no es la historia lo que hay que seguir.
Un amor. Conoces a una persona, te vas enamorando de ella. Tienes millones de momentos con ella, momentos que se quedan grabados en tu cabeza, como hitos en el camino a seguir de lo que fue vuestra relación.

La relación se enfría, poco a poco cae en la monotonía de lo habitual. Esos pequeños fallos de la pareja se convierten en grandes enfrentamientos.
Y llega el hastío, hasta el momento en que la pareja se rompe por uno de los extremos.

Unilateralmente uno decide olvidar, y el otro...
¿Qué puede hacer el otro?. Primero despechado decide olvidar igualmente.
Quiere arrancarse de detro de sí todo lo que ella ha significado.
Pero en el camino por sus recuerdos se da cuenta de que forman parte de él.
No quiere olvidar. Aun quiere. Con todos los errores, con todo lo malo. Aun quiere.
Maravillosa metáfora gran parte de la película del intento de no perder lo que se tuvo, los recuerdos.
Cómo se confunde la persona con nuestra imagen de ella, lo que significa y lo que es ella en realidad.

Para mi gusto una película preciosa. Original en su manera de contar como no podía ser de otra manera.
Una grata sorpresa para mí y un grato recuerdo a partir de ahora.

Como habreis apreciado no he contado nada de la trama en sí. No quiero estrepearosla ;-).

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