Saturday, December 03, 2005

Sobre la vida, la muerte, lo superficial y la iPod

Supongo que es difícil. Como casi todo.
En una vida de emociones contenidas, que siempre han encontrado como medio de transporte la música para salir a ninguna parte salvo a una tenue sonrisa o una piel erizada, quizá erótica para alguna chica que nunca conocí.
Es difícil saber lo que hacer sin el manual, pero escucho a Nacho Vegas y me emociono, y sé que esto es justo lo que quiero hacer en este momento. Y vuelve la piel de gallina, y la sonrisa, y soy feliz.

Y la vida y la muerte no importa. Y lo difícil que es todo tampoco, ni lo que lo será. Ni la tristeza pasada ni la que está por venir.

Y quiero como nunca he querido, pero no puedo. Y mis recuerdos se llevan mi realidad hasta dejarme desnudo, temblando y con ganas de llorar. Y me siento sólo, delante del abismo que está aquí, como dice Nacho Vegas.

Y no quiero los viajes de los demás, quiero los míos, los que nunca se harán realidad, porque mi única fuerza es el futuro que nunca tendré. Así no me podré hundir, porque nunca conseguiré lo que quiero y nunca dejaré de buscarlo.

Tengo la sensación de haber perdido la sensibilidad por la belleza, por la realidad, por el día a día viviendo mi existencia paralela donde la triste monotonía no es lo que vivo.

La luz se apaga, el sol se va y no quiero que exista más que eso. Nunca momentos como los que viví, con pánico a que llegara el mañana, con miedo a abrir los ojos al día siguiente para ver lo que había.
A veces es imposible tenerlo todo. O eres insensible o te anulas como persona.

Ya no sé cual soy yo. El que se emociona con la música o el que castiga con mirada dura lo que no aprueba y al que no le importa que su juicio no cale.

Las nubes apenas entrevistas a través de la persiana metálica me acompañan con sus reflejos naranjas y morados. Y me veo volando, soñando con que un día fui un pájaro y preguntándome cómo podría volver a volar.
No puedo es la respuesta, y eso me duele más que nada, que estoy atado y no puedo liberarme.

Imagino el olor de la lluvia, un momento perdido en mi historia, de esos que no tienen principio ni final y mi amor aparece. Todos mis amigos están allí. Y no me cuesta que me miren, que me escuchen y que hablen conmigo. No tengo que fingir, ni trabajarme su amistad, porque ese es mi mundo y la gente te mira a los ojos y sabe como eres. Sabe si eres uno de los miserables o alguien que merece la pena.

No tengo que tomar café con ellos durante meses para que acerquen a mi preguntándome sinceramente qué tal estoy. Porque son personas reales, no de esas que viven su existencia al margen de el mundo que les rodea.

La vida es una tontería. Mejor no tomarsela demasiado en serio. Pero cuesta.

3 Comments:

Blogger Moléculas said...

Mejor no llores tanto, con tu sueldo, con tu bella novia, con tu piso en la calle Alcalá, con tus ensoñaciones, tus viajes tu vida abocada a la desesperación, porque aquí donde me ves, yo, ni siquiera tengo sueños. Así pues, disfruta de lo que tienes porque lo peor siempre está por venir

3:20 AM  
Blogger Alejandro said...

Quizá tengas razón, Carlos.

12:56 PM  
Anonymous Anonymous said...

Simplemete precioso.

Has destilado la esencia de la vida, de mil vidas, e igual ni te has dado cuenta. Has habierto una ventana a tu mente, y sin esfuerzo. Has tocado una alma, la mia.

Gracias, tio. (por cierto estoy comentando los post, del mas nuevo al mas viejo, ya no tengo la sangre en el estomago.)

6:31 AM  

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